En la penumbra de mis pestañas que ahora son ceniza, en ese rincón vacío y vago de soledad marchita, en la zona más recóndita, yerma y aislada de mi corazón estás muerto porque yo acabé con tu vida.
Cansada ya de juegos, de injusticias y herencias que no deseaba recibir, hasrta ya de llantos que no despertaron nunca tu compasión, decidí clavarte todas tus palabras y mis lágrimas. En el lado oscuro de mi ser no eres ya ni una sombra y tu recuerdo se ha borrado de mi mente.
La sangre fresca que corrió por mis venas cuando te hice estallar en ml pedazos me supo a ambrosía y tu cadáver frío y seco cayendo por el abismo me liberó de las cadenas que opri´mían mis pies.
En el mundo negro y brillante de mi esencia, allí donde soy una poeta oscura y macabra, de versos que me aterrarían a mí misma, allí donde mi vida se basa en pensamientos necrófilos y en una existencia de ninfomanía y locura, en esa realidad tú estás muerto, logré liberarme de tus raíces y salir de mi crisálida aún más fuerte, y extender mis alas de terciopelo en la noche eterna, y volar, volar lejos, dejando la huella de mis dientes y mi sonrisa en el mundo sin que nadie se atreva a arrebatarme ni un ápice de la felicidad que poseo.
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