lunes, 21 de enero de 2013

Deshaucios

Se le cerró la puerta y sintió que no sólo la puerta se cerraba, sino que con ella morían sus hijos, sus planes, sus vidas...

Tarde

Algún día, ya tarde, descubrirás que me arranqué las alas para que pudieras volar y que tú decidiste ponerte un lastre en los pies.
Algún día, ya tarde, cuando el sol se haya puesto en nuestra patria.

domingo, 20 de enero de 2013

Olores de domingo

Rozar mi cara con la mano y sentir tu olor acercarse y penetrar en mi nariz. Pensar que es mejor no eliminarlo de momento hasta que el aroma de mi propio cansancio se diluya y me abandone.
Pensar en esa casa que ahora debo llenar con mi propio ser, acumular olores, colores, tactos, gustos, sonidos, perfumes, personas, pieles, labios, risas...
Y, de momento, sonreír al recordar que ayer una piel buscó mi piel.

viernes, 18 de enero de 2013

El cielo de Logroño

Dicen, quienes me han visitado, que el cielo de Logroño es más grande que otros que hayan visto.
El cielo de Logroño es inmenso. Hermoso pero frío.Hay veces que la inmensidad acumula toda la belleza, pero no se puede abarcar en un abrazo. Y duele.

sábado, 5 de enero de 2013

Noche de Reyes

Éste es el primer año que no llegaré a casa de puntillas, procurando no hacer ruido, y, como si fuera los allanadores más esperados, dejaré los regalos al pie de los zapatos colocados junto al acuario.
Éste es el primer año que no me levantaré temprano por los gritos de euforia de un niño, zarandeada, con las sábanas arrebatadas de las manos, para buscar los regalos.
No sé si lo echo de menos o siento que esta es una nueva etapa que me llena... sólo sé que hay mañanas que me levanto y pienso en que ojalá alguien lo hiciera a mi lado (aunque no me permita pensarlo más de un instante).

viernes, 4 de enero de 2013

Desire

Entrar y saberte observada nada más poner un pie y alzar los ojos.
Entrar, firme, segura, abriéndote el abrigo para mostrar la figura. Minifalda, camiseta y tacones. El pelo siempre suelto cayendo por la espalda.
Recordar las viejas conquistas, los piropos, las noches bajo las sábanas revueltas, los ojos en blanco, los labios, los besos... las madrugadas.
Llegar al fondo del bar, para marcar territorio, y apoyarte en la barra -una cerveza- y volver a pasear la mirada sobre la escena para verlos ocultando la vista, o seguir mirándote.
Son éstos últimos, los valientes, quienes tienen la posibilidad de jugar a un juego muy antiguo.