Siempre las Navidades me han dejado un extraño vacío dentro, como si tanta luz me apagara dentro y me dejase tan fría como el ambiente exterior. Pero este año es diferente. Este año me siento aún más gris, como si de mí se hubieran ido en estas fechas todo el calor que fui acumulando. Quizás sea el contexto en el que me encuentro, que me siento este año extraña, ajena a mí, que me estoy acostumbrando a esta nueva piel... o quién sabe.
De momento, adormecida, me siento junto a la ventana a robar unos cuantos rayos de luz que se me cuelan entre los poros y se escapan.
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