Aunque ya no estés, ni estén tus cosas entre estas paredes, tus recuerdos -nuestros recuerdos- siguen pegados a ellas. La ilusión de los primeros meses, la alegría, los sueños de futuros que nunca nacerán, las lágrimas de los últimos meses, la soledad, el frío, las puertas que se cierran...
Sé que aunque ya no estés, aunque yo también me vaya, en esta casa permanecerán nuestros recuerdos, haciendo eco en el precario espacio, reverberando para futuros inquilinos...
Sólo espero que nuestra suerte no se les adhiera a la piel y el camino se les llene de espinas como le pasa a mi cuerpo desde hace seis meses... sólo espero que ellos, los futuros, puedan ser felices.
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