martes, 20 de noviembre de 2012

Gracias

Aunque sé que estas palabras no llegarán a tus ojos, a tus oídos, a tus labios; hoy, que te has pasado por mi cabeza, debo agradecerte haber convertido la lluvia en rocío y haber vuelto a tensar mis labios, a soltar el cascabel de mi risa, a devolverme, aunque sea por breves instantes, la fuerza que poseía.
Gracias por ser la roca a la que aferrarme para que no me arrastre el río, el paraguas que evita que me moje, el sol que acaricia mi piel cuando hace frío, el hombro en el que apoyarme y llorar si me hace falta, una palabra amiga...
Por todo, gracias.

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