Es pronto en la tarde. El cielo de tormenta hace que me arrebuje entre el pijama demasiado colorido para una tarde tan triste y, sin embargo, no hay soledad que hoy pueda conmigo. Porque sé que estás a un segundo de mis ojos aunque ahora no te tenga, porque este temor a que te vayas me acerca y sólo me basta cerrar los ojos para recordarnos hace unas horas, para imaginarnos mañana. Para pensarnos un futuro construido entre las manos.
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