Ahora que estoy sola. Es tarde. El ordenador encendido y al otro lado durmientes. Ahora que, aún vestida, sigo con las manos pegadas al teclado, pienso en esta tarde.
En ti y en tu abrazo, ese abrazo íntimo que nadie imagina, mis ganas de helado y tu vuelta con un presente que no pensé... Hay días que me levanto y no pienso. Días en los que la monotonía me puede y me aplasta. Y entonces llegas tú y barres mis nubes.
Ay, cursi de mí. Qué haré si un día te marchas...
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