Quizás nadie sepa la importancia del insignificante movimiento que, aparentemente, puede ser abrir una puerta.
Sin embargo, aquel primer día que entramos en aquel lugar que pronto se convertiría en nuestra casa, nuestro refugio y, por qué no, nuestra perdición.
Abrir una puerta no es sólo dejar atrá miedos y recelos, sino abrirse a uevas experiencas, a amigos que más tarde pueden convertirse en compañeros, en enemigos o en amores, una puerta abierta es un hueco pr el que la esperanza dormida y los sueños se abren a la luz de nuestros ojos y nuestras almas.
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Soñaban las nubes que llovía sobre las cabezas de aquellos que, bajo el sol, buscaban una sombra amiga. Dentro de aquel piso, mudo apartamento, cuatro jóvenes trataban de pasar las horas calurosas como mejor podían. Las ventanas abiertas, abanicos en movimiento, cortinas corridas y juegos o películas en la televisión. Entre cada uno de ellos una separación considerable intentando mitigar el sofocante bochorno de la tarde.
Unas llaves que suenan, y la puerta se abre, la incógnita del descoocido que surgirá tras ella, miradas curiosas, abanicos quietos, silenciosa la sala y una simple puerta que desvelará el misterio.
1 comentario:
qué emocionante mudarse a una nueva casa... sientes que tu vida da un giro, que nada volverá a ser igual, que al levantarte por las mañana no percibirás los mismos sonidos y olores que en el anterior hogar...
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