jueves, 19 de mayo de 2011

El ataque de los libros (segunda parte)

Después de haberme reído ayer acerca del deplorable estado del libro que trataba sobre la lepra y de haberme carjajeado por las ironías que tiene la vida, hoy se me ha caído un libro al pie, con mala sangre y a traición, porque, además de ser el tomo más gordo de la enciclopedia con la que ahora hago fuerza en los brazos (tomo para aquí, tomo para allá), ha caído en punta hacia la unión del dedo y la uña justo el día que llevaba sandalias. Quien diga que los libros no tienen su sindicato y sus guerras internas no ha visto este cementerio de libros en el que trabajo...
Para la próxima, saldré de la sala y me reiré bajito, para que no me oigan, que aún quedan libros más grandes por mover y no me fío de la estabilidad de las estanterías...

No hay comentarios: